Efecto antes que causa.

 

Cuando era niño, aproximadamente entre los 10 y 12 años, comencé a notar que las personas en mi entorno confundían el efecto con la causa, dando lugar a afirmaciones tan extravagantes como «La luna fue puesta en su lugar para iluminar nuestra noche», si bien es cierto que hasta cierto grado esto es algo que se le dice a un niño pequeño para evitar caer en explicaciones difíciles, ahora como adulto sigo notando que las personas no sólo en mi entorno sino en la gran mayoría de entornos no científicos, suelen confundir efecto con causa, pero ahora no sólo lo noto en las preguntas de un niño pequeño que son evadidas de manera poética, también lo noto en las conversaciones casuales e incluso en conversaciones más profundas, seguimos siendo una sociedad profundamente chauvinista con respecto a nuestro papel en la vida e incluso en el universo.

Hay una gran cantidad de personas que se sienten increíblemente especiales pensando que son los protagonistas de una serie de TV, fijándose únicamente en pequeños detalles que ellos consideran especiales o únicos, ignorando el resto de personas en su entorno y restándoles importancia cuando dejan de necesitarlas o no las tienen de frente. Es en este grupo de personas en el que más suelo encontrar confusión entre causa y efecto, con cosas tan simples como el día y la noche, donde suelen pensar que la noche se hizo para que pudiéramos dormir o las estaciones para que en un tiempo llueva y poder tener agricultura como la tenemos ahora.

Pero porque aun en el siglo XXI pasa esto, si se supone que las ciencias modernas han relegado la magia y superstición a simples historias de ficción y fantasía. Pues pasa que en nuestras sociedades siguen habiendo a día de hoy múltiples creencias mágicas y supersticiones muy vivas, las personas ya sea de manera individual o en masa tienden a necesitar un sentido en la vida y es en este momento cuando se pierde la habilidad para razonar de manera objetiva, se pone en primer lugar su existencia por sobre el resto de objetos o personas por lo que no resulta muy difícil, a partir de aquí generar una confusión entre causa y efecto, pues las personas comienzan a pensar que su existencia tiene que ser la causa de todo lo que les suceda pues de otra manera sus vidas no tendrían propósito o sentido.

No es fácil llegar con una persona a decirle «eres igual a mí y como nosotros hay otros 7 mil millones de personas» y hacer que lo entienda en su totalidad, pues esto hace sentir pequeña a cualquier persona haciendole sentir poco o nada especial, pero creo que esto es algo esencial si queremos mejorar como sociedad y como individuos, pues cuando una persona se cree el centro del mundo, empieza a restarle importancia a las cosas que utiliza a diario, confundiendo las causas de los eventos que lo rodean y menospreciando que se necesita una gran cantidad de recursos para mantener un estilo de vida como el que la mayoría desearíamos tener.

Somos especiales de cierta manera, ningún humano es exactamente igual a otro, nuestra vida es única y algo irrepetible, pero debemos observar con atención y no confundir el efecto con la causa, pues nuestra existencia es solo una pequeña casualidad entre una cantidad infinita de posibilidades.


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